A mal piso, mal baile
Las personas solemos darle poca importancia a los detalles que rodean nuestra vida diaria. Podríamos despertar, continuar con nuestra rutina, y no pensar dos veces sobre los zapatos que llevamos sobre los pies; no obstante al final del día lo resentimos si son excesivamente duros, por ejemplo.
En el mundo de la danza, estos detalles no son excepción. Desde la más mínima corrección de postura hasta la ejecución perfecta de un salto, el correcto diseño del piso que sostiene a los bailarines es de suma importancia.
Una mala instalación del piso, sin lugar a dudas, contribuirá a un exponencial incremento del riesgo que tienen los bailarines (estudiantes o profesionales) a sufrir lesiones. Un piso duro, sin rebote ni soporte, proyecta el impacto de sus poderosos movimientos directamente sobre las rodillas, vértebras y demás articulaciones.
Desgraciadamente, la importancia que se le da a la base del movimiento es casi nula, viéndose con abundancia en escuelas de menor rango pisos de madera prensada que se pueden comprar en tiendas departamentales (como en la imagen anterior, en la que además hay una cantidad absurda de estudiantes en un espacio demasiado reducido). En realidad, la instalación de un piso correcto es un proceso complicado y costoso, ya que se deben tomar en cuenta procesos como el levantamiento y acolchonamiento de impacto, lo cual nos deja con un panorama similar al siguiente:
El objetivo final, es crear un efecto de tumbling o rebote ligerísimo, para que en momentos de alto impacto la fuerza la absorba el piso y no el bailarín. De esta manera, además de gozar de una mayor libertad para moverse sin inhibiciones, la salud de los estudiantes es resguardada con la prioridad que merece.
Ahora lo sabes: si eres alguien que busca una escuela de danza, no olvides preguntar si cuentan con el piso correcto; esa podría ser la diferencia entre un excelente desarrollo en el baile y elevadas cuentas médicas en un futuro. -LM